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¿Sabes coser? pues enhebra prenda

Chotis

Madrid celebra esta semana San Isidro. Es momento de que Las Vistillas, La Pradera de San Isidro y Lavapiés se coloreen de chulapos y chulapas, manolas y manolos y en el ambiente suenen las tan conocidas notas de un chotis al organillo.

Ávida de conocimiento, me puse a indagar sobre los orígenes del baile más representativo de la capital. Patidifusa, anonadada y un tanto incrédula me quedé, al descubrir que los orígenes del noble arte del bailar un chotis ni es tan antiguo ni es exactamente español. Aún así, he de decir que echó sus raíces en una tierra perfectamente abonada para hacerlo crecer, Madrid y que no por ello deja de ser de lo más fetén.

Según algunas fuentes, el chotis tiene su origen en un baile popular escocés (country dance), que se popularizó en Francia en el siglo XVIII con el nombre de anglaise o écossaise y que a principios del XIX pasó a Alemania. Allí, evolucionó y se convirtió en una variante que se denominó Schottisch (escocés), y que terminó por ser desplazado por la polka checa.

Según otras informaciones, tiene su cuna en Alemania, en concreto en la Bohemia. Considerado como polka lenta, fue muy popular en todo el centro de Europa y en los salones de baile victorianos durante el siglo XIX.

A Madrid llegó en 1850. La primera vez que se bailó una polca alemana fue el 3 de noviembre en el Palacio Real. A la reina Isabel II le gustó tanto que organizaba bailes en los que apenas se bailaba otra cosa. De palacio pasó a las verbenas madrileñas con el nombre de schottisch, que por esa tendencia tan madrileña al apocope y su dificultad de pronunciación, terminó por llamarse chotis. El chotis es hoy en día un símbolo de Madrid, un símbolo de lo castizo.

Precisamente uno de los chotis más conocidos es obra del mexicano Agustín Lara. Es el siguiente:

Madrid

Cuando vengas a Madrid chulapa mía
voy a hacerte emperatriz de Lavapiés
alfombrarte con claveles la Gran Vía
y a regarte con vinillo de Jerez.

En Chicote un agasajo postinero
con la crema de la intelectualidad
y a la gracia de un piropo retrechero
más castizo que la calle de Alcalá.

Madrid, Madrid, Madrid,
pedazo de la España en que nací;
por algo te hizo Dios
la cuna del requiebro y del chotis.

Madrid, Madrid, Madrid,
en México se piensa mucho en ti
por el sabor que tienen tus verbenas
por tantas cosas buenas
que soñamos desde aquí.
Verás lo que es la canela fina
y armar la tremolina
cuando llegues a Madrid ¡Que sí!

Si te das estos días un garbeo por la capital, no dejes de visitar Las Vistillas o la Pradera de San Isidro y sobre todo, no dejes de marcarte un chotis.

Chulapo/Chulapa: nombre que recibían los residentes del barrio de Malasaña o Maravillas.

Manolos/Manolas: así era como se llamaban los que habitaban el barrio de Lavapiés.

Organillo: Pianola vienesa introducida en Madrid por Abbruzense a la que se terminó por llamar organillo. Fueron los ritmos austriacos de la música de la pianola (llamada Schotis) una de las causas su éxito.

Anglaise o écossaise: En la música de este periodo es muy normal nombrar los ritmos y danzas con apelativos que describen su carácter o nacionalidad.

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