Alban Heruin, la puerta de los hombres, el Ansara, la noche de San Juan
Desde la antigüedad, el hombre ha venerado al Sol, fuente de vida, y celebrado fiestas en su honor. La noche más corta del año en el hemisferio norte significa el triunfo de la luz sobre la oscuridad y celebra el día en que el Sol muestra su poder y máximo esplendor a los hombres.
La considerada como la noche más mágica del año era para los celtas el Alban Heruin, para los griegos la puerta de los hombres, para los bereberes el Ansara, y para los cristianos la noche de San Juan (la Iglesia terminó identificando esta fiesta de origen pagano con la festividad de San Juan, de ahí que en vez del día 21 se celebre el 23). Tanto celtas como griegos, romanos, bereberes y cristianos han usado el fuego, el agua y las hierbas en su celebración. Con las hogueras, los celtas buscaban la bendición de sus tierras y los buenos augurios, los griegos purificarse porque, para ellos, el solsticio de verano era la puerta que conducía a los hombres a una dimensión interior y les permitía asimilar las experiencias vividas (de ahí su nombre: la puerta de los hombres), los bereberes limpiar con su humo casas, herramientas, enfermos y objetos personales (motivo por el que echaban hierbas medicinales) y los cristianos celebrar, como antaño hizo Zacarías, el nacimiento de San Juan Bautista.
Es una fiesta antigua y popular y se celebra en la mayoría de los países de Europa – España, Portugal (Fogueiras de São João), Noruega (Jonsok), Dinamarca (Sankthans), Suecia (Midsommar), Finlandia (Juhannus), Estonia (Jaanipäev) y Reino Unido (Midsummer).
Son muchos los rituales que se llevan a cabo esta noche. Caminar sobre los rescoldos de las hogueras y saltarlas es quizá el más habitual aunque también es común bañarse en el mar.
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