Aunque parezca realmente increíble, las hormigas en muchas ocasiones sirven de ayuda directa al ser humano.
Por ejemplo:
- Para suturar heridas. En algunos lugares de África y Sudamérica, se utilizan hormigas guerreras (de gran tamaño) para cerrar las heridas abiertas. El método en apariencia es bastante sencillo. Se juntan los dos extremos de la herida y se ponen hormigas. Cuando éstas hayan mordido con fuerza ambos extremos, se les corta el cuerpo. Así se quedan enganchadas a la carne.
- Para recolectar semillas. Algunos arbustos con una semilla muy pequeña (utilizada en infusiones) dispersan mucho sus semillas y su recolección es complicada. El trabajo de las hormigas consiste en recoger estas semillas y llevarlas al hormiguero para almacenarlas. El trabajo de los humanos es acceder al hormiguero y así poder obtener todo el fruto del arbusto junto.
- Para proteger plantas. Las hormigas tejedoras son arborícolas. Su singular sistema de construcción de colonias (las obreras construyen los hormigueros entretejiendo hojas utilizando la seda de sus propias larvas) permite controlar el resto de plagas. Como las obreras de las hormigas tejedoras cazan y matan a insectos que son parásitos potencialmente dañinos para la planta, los árboles que las albergan gozan de esta ventaja.
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