Quizá fuese un adivino el que advirtió a César de que tuviese cuidado de los idus de marzo, pero fue Shakespeare el que con su drama Julio César recreó el asesinato de éste y legó al mundo la tan conocida frase: “Guárdate de los idus de marzo”.
Pero, ¿qué son los idus?
Los romanos no dividían el mes en semanas sino en días. Kalendas, nonas e idus eran tomados como punto de partida para marcar la fecha en la que se encontraban.
Por kalendas entendían el primer día de mes. Las nonas eran el quinto día salvo en marzo, mayo, julio y octubre que eran el séptimo y los idus correspondían con el 13 de cada mes a excepción de marzo, mayo, julio y octubre que coincidían con el 15.
Cualquier fecha tenía como referencia estos tres momentos del mes; es decir, contaban cuantos días faltaban para alcanzar la siguiente fecha fija y colocaban delante la expresión ante diem.
Idus Martiae 44 a.C.
En el idus martiae del 44 a.c., todos los elementos se conjuraron contra César. El caprichoso destino marcó ese día como el día de su muerte a manos de 60 senadores que le asestaron 23 puñaladas, pues deseaban acabar con su poder y dictado.
Fueron los hados los que dispusieron que su habitual escolta de auxiliares hispanos no le acompañase, que no leyese la nota de advertencia de Artemidoro. Que a pesar de las advertencias de un adivino, que le previno de que se guardarse de los idus de marzo, y de su mujer Calpurnia, que soñó con su muerte la noche anterior, César, alentado por Décimo Bruto, fuese al senado.
Ni Casca, ni Marco Junio Bruto, ni Cayo Casio Longino, ni Cayo Trebonio, ni Décimo Bruto, ni su propia muerte pudieron acabar con su gloria. La fama de Julio César ha traspasado los límites del tiempo. En su recuerdo, el mes de su nacimiento, Quintilis, fue rebautizado como Julio, tal y como hoy lo conocemos.
Antes del 15 de marzo del año 44 a.C., los idus eran considerados como días de buena suerte. Sin embargo, a partir del asesinato de Julio César y de forma paulatina, guardarse de los idus de marzo equivale a advertir de una posible fatalidad que debemos sortear.
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