A veces, el hombre se deja llevar por esa humanidad que anida en su interior y crea momentos extraordinarios que pasan a la historia.
El 24 de diciembre de 1914 la primera Guerra Mundial sufrió un pequeño revés, se paró. En el frente occidental, en Bélgica, alemanes, franceses e ingleses, alentados por el espíritu navideño, decidieron compartir un momento familiar entre extraños.
El alto el fuego, conocido como Tregua de Navidad, comenzó el día de Nochebuena. Algunos soldados alemanes sintieron la necesidad de disfrutar y respirar la paz. Salieron de las trincheras y entonaron villancicos, posiblemente impulsados por la añoranza de la familia en fechas tan señaladas, y por el frio y el cansancio. En un primer momento los franceses e ingleses desconfiaron de la intención alemana, pero terminaron impregnándose de la magia del momento y se unieron a sus enemigos.
Nadie disparaba; la fraternidad se adueñó del campo de batalla. Enterraron los cuerpos de aquellos que habían fallecido en días anteriores y aún yacían en el fango. Bebieron, comieron, se mostraron fotos, se intercambiaron chocolate, tabaco e incluso jugaron al ajedrez, a las cartas y al fútbol.
Este hecho no gustó entre los altos mandos y se intentó silenciar. Sin embargo se tiene constancia de él, por ejemplo a través de algunas de las fotografías tomadas y de las cartas escritas por muchos de los soldados que allí se encontraban. En particular se relata el partido de fútbol entre los bandos rivales en la guerra:
Teniente alemán Niemann:
Un soldado escocés apareció cargando un balón de fútbol; y en unos cuantos minutos, ya teníamos juego. Los escoceses ‘hicieron’ su portería con unos sombreros raros, mientras nosotros hicimos lo mismo. No era nada sencillo jugar en un terreno congelado, pero eso no nos desmotivó. Mantuvimos con rigor las reglas del juego, a pesar de que el partido sólo duró una hora y no teníamos árbitro. Muchos pases fueron largos y el balón constantemente se iba lejos. Sin embargo, estos futbolistas amateurs a pesar de estar cansados, jugaban con mucho entusiasmo. Nosotros, los alemanes, descubrimos con sorpresa cómo los escoceses jugaban con sus faldas, y sin tener nada debajo de ellas. Incluso les hacíamos una broma cada vez que una ventisca soplaba por el campo y revelaba sus partes ocultas a sus ‘enemigos de ayer’. Sin embargo, una hora después, cuando nuestro Oficial en Jefe se enteró de lo que estaba pasando, éste mandó a suspender el partido. Un poco después regresamos a nuestras trincheras y la fraternización terminó. El partido acabó con un marcador de tres goles a favor nuestro y dos en contra. Fritz marcó dos, y Tommy uno.
Leslie Walkington, un joven soldado de 17 años:
Todo ocurrió espontáneamente, en forma muy misteriosa. Un espíritu más fuerte que el de la guerra prevaleció aquella noche.
Sargento C. Lightfoot de la Compañía C, Regimiento 1ero de North Staffordshire:
El día de Navidad vimos algo fuera de toda imaginación. Los alemanes dejaron sus trincheras y nosotros hicimos lo mismo. Nos encontramos a mitad de camino y deberías habernos visto estrechando sus manos, cambiando direcciones, souvenirs, etc. Nos llenaron de cigarros y tabaco. No hubo ni un disparo en todo el día de Navidad. Uno de nuestros hombres tocó una melodía y los alemanes bailaron y nos regalaron una muy buena canción.
Sargento Mayor Frank Naden:
En el día de Navidad un alemán salió de las trincheras con las manos en alto. Nuestros compañeros inmediatamente salieron de sus trincheras y los alemanes de ellas y nos encontramos en el medio y por el resto del día fraternizamos, cambiamos comida, cigarrillos y souvenirs. Los alemanes nos dieron algunas de sus salchichas y nosotros le dimos algunas de nuestras cosas. Los escoceses comenzaron a tocar sus gaitas y compartimos una rara alegría que incluyó un partido de futbol con los alemanes. Los alemanes nos dijeron estar cansados de la guerra y deseaban que terminara. Al día siguiente recibimos la orden de que toda comunicación e intercambio amistoso con el enemigo debía cesar, pero nosotros no disparamos en todo el día y los alemanes no nos dispararon a nosotros.
Hoy 17 de diciembre de 2014 en Ypres, Bélgica, la UEFA conmemora el centenario de la tregua de Navidad de 1914 en las trincheras de Flandes. Tiene previsto levantar un monumento en el mismo sitio en el que se disputó el improvisado duelo futbolístico.
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