En el siglo XVI-XVII algunos estudiantes universitarios pagaban dinero a otros para que les calentaran el asiento. Es obvio que aquellos que pagaban pertenecían a la élite y aquellos que empollaban carecían de posibles.
Asistir a la Universidad no era barato. Además del alojamiento, había que pagar los estudios, la vestimenta, el alimento y la bebida y por supuesto los vicios.
Los universitarios nobles y burgueses, los colegiales, solían vivir en una casa propia, tenían todas las necesidades cubiertas y un futuro asegurado.
El resto de los estudiantes se veían obligados a trabajar para poder subsistir. Entre ellos se distinguen, por un lado los becados, y por otro los gorrones, también llamados soperos, capigorrones o chofistas.
Los becados o porcionistas llevaban una beca o banda sobre el manto para mostrar su condición, de ahí su nombre. A pesar de que sus estudios eran sufragados por un mecenas o una institución poderosa, del resto de gastos se ocupaban ellos mismos, normalmente empollando o sirviendo.
Los gorrones sufrían toda clase de privaciones. Llevaban capa y un gorro que les sobrepasaba las orejas. No contaban con ayuda alguna. Estudiaban, trabajaban o recurrían a la picaresca. Colarse en las fiestas era uno de los medios que utilizaban para comer, de ahí que el término gorrón actualmente se relacione con este tipo de actividad.
Además de por el estatus, los universitarios se organizaban en facultades, según los estudios que cursasen, en colegios mayores o menores, según dónde recibiesen los estudios y en naciones, según su lugar de procedencia.
Empollar: calentar el asiento a otro estudiante en las clases más tempraneras un rato antes para que éste no pasase frío. A los estudiantes que se ganaban la vida así se les denominó empollones pues hacían como las gallinas con sus huevos, calentarlos
Chofista: Era utilizado para designar a los estudiantes pobres que se mantenían con chofes (bofes), por ser alimento barato
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