Fue Johann Friedrich Adolf von Baeyer el que, mientras investigaba los cálculos renales, descubrió un ácido con propiedades sedantes e hipnóticas y lo denominó con el nombre de barbitúricos.
Varias son las teorías sobre por qué Baeyer los llamó así. Según algunos, el químico alemán los denominó barbitúricos, en honor de Bárbara, la novia que tenía en aquella época. Otros autores defienden la hipótesis de que el día del descubrimiento de la sustancia, Baeyer fue a celebrarlo en una cantina, donde precisamente unos artilleros festejaban a su patrona, Santa Bárbara y de ahí el nombre.
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