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Caídos del cielo

Imagina una roca de tamaño descomunal, acercándose a la Tierra a una velocidad impensable e impactando contra ella.

Parece el argumento de una de esas películas futuristas, apocalípticas, en las que el fin del mundo acaece por la llegada  de un meteorito imparable.

Nadie puede asegurar que dicho argumento no se convierta en una realidad antes o después. Lo que sí sabemos es que hubo y, a menor escala, todavía hoy hay meteoritos que chocan contra la Tierra.

Hace unos 65 millones de años, en la península del Yucatán se estrelló un meteorito que originó el cráter conocido como Chicxulub. Algunos científicos aseguran que fue éste el causante de la desaparición de los dinosaurios. El cráter de Chicxulub mide 180 km de diámetro y el meteorito que lo formó debió de tener al menos 10 km de diámetro. Su impacto fue 2 millones de veces más potente que el de cualquier explosivo creado por el hombre y causó megatsunamis, incendios por toda la superficie terrestre, ondas gigantes de choque que produjeron a su vez terremotos y erupciones volcánicas por todo el globo. También produjo una nube de polvo, cenizas y vapor que cubrió la superficie entera de la Tierra durante años e impidió la llegada de la luz solar, lo que enfrió el planeta y afectó gravemente a los seres vivos.

El cráter de Chixulub no es la única muestra de las consecuencias que originan la caída de un meteorito. Existen muchos más, como por ejemplo:

  • Cráter de Vredefort: Patrimonio de la Humanidad desde 2005, se encuentra en Sudáfrica y se produjo hace unos 2.000 millones de años. Con un diámetro de 300 km, se cree que fue causado por un meteorito de entre 5-10 km, que movió 70.000 km cúbicos de roca y produjo una explosión equinalente a 100 millones de megatones.
  • Cráter Barringer: localizado en Arizona, posee un diámetro de 1,2 km y casi 170 m de profundidad. El meteorito que lo formó hace 50.000 años produjo una explosión similar a 2,5 megatones (150 veces la potencia de la bomba atómica de 1945). De hecho se pueden encontrar restos de las piedras que lanzó al aire en un área de 260 km2.
  • Cuenca de Sudbury: se encuentra en Canadá y es uno de los más antiguos y grandes de la Tierra. Fue creado por un meteorito de entre 10-15 km de diámetro hace 1849 millones de años. Cuenta con una extensión de 62 km de largo por 30 km de ancho y 15 km de profundidad. El choque tuvo tales dimensiones que se han encontrado restos en Minnesota. Los procesos geológicos, como la erosión, han provocado que los 250 km de longitud que tuvo en origen se hayan convertido en un tamaño menor y con forma oval.
  • Cráter de Woodleigh: el más grande de los descubiertos en Australia, su tamaño es de unos 130 km de diámetro. Se formó por el impacto de un meteorito con unas dimensiones entre 6-12 km de diámetro hace 250-360 millones de años.
  • Lake Bosumtwi: Es el único lago natural de Ghana y se encuentra en un cráter de 10,5 km de diámetro y cuenta con una profundidad total de 750 m. Se han encontrado tectitas en países cercanos, como Costa de Marfil, que se cree proceden de este impacto.
  • Nördlingen: localidad alemana situada en mitad de un cráter producido por un meteorito hace 15 millones de años. Su extensión alcanza los 25 km de diámetro.
  • Cráter de  Maniitsog: se encuentra en Groenlandia. Posee unos 100 kilómetros de diámetro y se produjo hace 3.000 millones de años. El meteorito que dio origen a este cráter medía unos 30 kilómetros de ancho. Oculto bajo el hielo, se descubrió  en 2012 gracias a las deformaciones provocadas en las rocas por la onda de choque.
  • Cráter de la Tierra de Wilkes: Quizá el mayor de todos los conocidos hasta ahora. Se encuentra bajo el hielo antártico y tiene unos 480 km de diámetro. Debió originarse hace 250 millones de años. Se descubrió gracias a medidores de gravedad. Algunas hipótesis suguieren que supuso la extinción del 90% de las especies vivas pluricelulares de la Tierra.

Megatón: Es una unidad de potencia explosiva equivalente a la que generan 1 millón de toneladas de trinitrotolueno (TNT).

Tectitas: Las tectitas son pequeños objetos de vidrio natural que se forman por el impacto de grandes meteoritos en la Tierra.

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