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Cafés y tertulias

Zuloaga - Mis amigos

A finales del siglo XIX, en Madrid las botillerías (casa o tienda, a manera de café, donde se hacen y venden bebidas heladas o refrescos) pasan a denominarse cafés y comienza a extenderse la costumbre de reunirse en ellos para charlar de arte, política, literatura, toros… Nacen las tertulias.

Muchas de ellas fueron reunión de mentes privilegiadas que compartían su saber en animadas charlas y que dotaron a la capital de una vida cultural y social extraordinaria.

La mayoría de las tertulias murieron con la desaparición de los cafés aunque todavía hoy en día se puede disfrutar de alguna en lugares como el Ateneo o el café Gijón.

Pero aquellas ilustres en las que participaron Valle-Inclán, Baroja, Gómez de la Serna, los hermanos Machado, Rubén Darío, Jacinto Benavente, y un largo etc, forman ya parte de la historia, al igual que la mayoría de aquellos cafés.

Entre los más antiguos están: el Café de Sólito (situado en la calle del Príncipe y mencionado en artículos de Larra) y el Café del Príncipe (en la misma calle conocido como el Parnasillo).

Entre los más famosos, el Gato Negro (café modernista por excelencia, exinto), el Café Universal (al que era asiduo Benito Pérez Galdós), Café Comercial (uno de los pocos que quedan, y que contó con la asistencia de poetas como Blas de Otero, Gabriel Celaya, Gloria Fuertes, José Hierro, José Manuel Caballero Bonald, Ángel González, Tomás Segovia… y que actualmente frecuentan Luis García Montero, Ana Rosetti, José Elgarresta, Arturo Pérez-Reverte…), Fornos (emblema del 98,extinto), el Colonial (actualmente una ronería), Café de Oriente (famosa es su mesa nº 9), la Flor y Nata (al que asistía con frecuencia Valle-Inclán, extinto), el Café de Pombo (donde el escritor Ramón Gómez de la Serna decidió abrir su tertulia literaria de los sábados por la noche; la tertulia se denominó La Sagrada cripta del Pombo y reunió a varios de los intelectuales de la época, extinto). El Café de Levante (hubo varios con esa denominación, entre ellos el situado en la calle del Arenal y el de la Puerta del Sol, ambos extintos, que contaron con la presencia de muchos personajes célebres), el del Correo (en la calle Alcalá, extinto), el Castilla, el Hungaria (de Jacinto Benavente), el León de Oro (con sus tertulias de tauromaquia), el Café Pelayo (donde se reunían los últimos de la generación del 50), el Café Gijón (en la terraza del Gijón se podía ver frecuentemente a Federico García Lorca, la lista de personajes ilustres que han pasado por él es infinita) y otros tantos más que poblaron el paisaje del Madrid de principio y mediados del siglo XX.

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